Hay estudios que evidencian que los ciudadanos con una ética medioambiental desarrollada tuvieron algún tipo de epifanía natural cuando eran niños.
Richard Louv, "Los últimos niños del bosque"
La carencia de naturaleza, es generadora de impostaciones de nostalgia, como acto poético de colocar la vida en su lugar. Esta esperanza nos evoca el regreso de la vegetación, como un advenimiento. Estas apariciones se ven reflejadas en estas múltiples máscaras de vegetación, que deforma nuestro rostro dependiendo de la consciencia de nuestra relación íntima o carente que tenemos (interior y exterior) con la naturaleza.

Bajo esta visión nos dice Nietzsche [1], no sólo se renueva la alianza entre los seres humanos: “también la naturaleza enajenada, hostil o subyugada celebra su fiesta de reconciliación con su hijo perdido, el hombre” Al final todo es devorado por el poder de lo salvaje. Hay en la vida una lucha incesante entre ambas visiones.